Derrota futbolística por motivos de escaso rendimiento físico y técnico causa notable sensación de impotencia y deficiencia importante del sistema anímico.
Nótese en el rostro el fruncimiento de las zonas que denotan alegría. Támbien ha de tenerse en cuenta la disminución de la fuerza de voluntad para las tareas posteriores a la derrota.
Se sugiere un uso más consciente del cerebro en situaciones deportivas de tal magnitud y un interés por la práctica mínima pero efectiva sobre las destrezas que tal actividad implique.
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